06.07.2021 -
El metal precioso es un componente importante en muchas carteras mixtas. ¿Pero es una inversión sostenible? Lo analizamos.
Durante casi dos años el oro experimentó un rally en los mercados que se vio reforzado el año pasado por el estallido de la pandemia mundial. Sin embargo, tras alcanzar máximos históricos en agosto de 2020, ha sufrido una corrección temporal. El oro es principalmente una inversión estratégica para nosotros. Ha resistido las épocas de crisis durante milenios. No obstante, seguimos muy de cerca estas fluctuaciones temporales de los precios.
El metal precioso forma parte de nuestra estrategia de inversión a largo plazo. Lo consideramos un seguro que preserva el valor de los activos en tiempos de crisis y lo protege frente a las crisis financieras y políticas, la hiperinflación o la pérdida de confianza en el sistema monetario. Nuestras expectativas de rentabilidad están en línea con la inflación a largo plazo, ni más, ni menos.
Además de esta posición estratégica en oro en forma de lingotes —o de valores negociados en bolsa (ETC), si la política de inversión no permite otra cosa—, puede merecer la pena añadir a la cartera «acciones relacionadas con el oro». A diferencia de los lingotes, estas participaciones en empresas mineras que extraen oro están sujetas a riesgos adicionales. No obstante, en nuestra opinión, también pueden ofrecer oportunidades atractivas si se seleccionan compañías bien gestionadas.
Desde el punto de vista de la estrategia de inversión, el oro cumple una función importante. ¿Pero cómo se comporta en relación con la sostenibilidad? La extracción de oro es un proceso complejo hoy en día, ya que el metal precioso casi solo se encuentra unido sólidamente con la roca. Una y otra vez aparece en titulares porque la extracción de oro puede causar daños a largo plazo en los ecosistemas circundantes y en las personas que viven en ellos. Nosotros también estamos convencidos de que los retos medioambientales y sociales son enormes. Por ello, como inversores nos comprometemos activamente con la aplicación y difusión de las normas de sostenibilidad occidentales en las minas. Para nuestra inversión en lingotes de oro seguimos una de las principales normas de «prospección responsable».
Alrededor del diez por ciento de los activos de nuestras carteras multiactivos están invertidos en oro. Eso es mucho para nosotros. Por lo tanto, somos muy exigentes con el oro físico, que por lo general se mantiene en forma de lingotes en nuestras carteras —o más exactamente en las cajas de seguridad de dos bancos suizos— durante mucho tiempo. En el caso de los lingotes de oro que depositamos para nuestros activos, así como de los certificados de oro, solo trabajamos con socios que se comprometen a cumplir con la Guía de Oro Responsable de la London Bullion Market Association (LBMA). Esta guía pretende evitar que el oro contribuya a la vulneración sistemática o generalizada de los derechos humanos, la financiación de conflictos, el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo. También cumple las directrices, algo más antiguas, de la Good Delivery Standard de la LBMA, que garantiza la pureza y la autenticidad de los lingotes.
Como accionistas de empresas mineras, también defendemos firmemente que las empresas establezcan objetivos de gran alcance para reducir su huella medioambiental y utilizar los recursos de forma consciente. También deben estar a la altura de sus responsabilidades sociales. Por ello, nos comprometemos activamente con la transparencia en la cadena de valor, pero sobre todo con el cumplimiento global de las normas internacionales (ASG), que creemos que deben tenerse en cuenta incluso en los rincones más remotos del mundo.
En los contactos regulares que mantenemos con los operadores mineros, intentamos utilizar la influencia que tenemos como accionistas. El año pasado enviamos una carta de la junta directiva a todas las empresas del sector en las que invertimos. Nos hemos pronunciado a favor de una comprensión común de los valores y hemos reafirmado nuestro apoyo a las medidas existentes y a su desarrollo.
El sector lleva varios años esforzándose en este sentido. En muchos ámbitos, ya existen marcos para hacer verificable la aplicación de las normas internacionales, por ejemplo, los Principios de Minería Responsable del Oro (RGMP) del Consejo Mundial del Oro (WGC), las normas de la GRI (Global Reporting Initiative) o el Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera Relacionada con el Clima (TCFD). Si alguna de las empresas mineras en las que invertimos o queremos invertir se negara a tener en cuenta estas normas sin una buena razón, lo consideraríamos un criterio de exclusión.
Para la mayoría de nosotros, estas normas suenan abstractas al principio. ¿Y qué es lo que se supone que se consigue con esto? En todo el mundo, los proyectos mineros suelen ir acompañados de considerables consecuencias ecológicas a largo plazo causadas por deficiencias en las cuencas de retención, la manipulación descuidada del agua o las consecuencias de la minería intensiva a cielo abierto. Todas nuestras inversiones deben tener objetivos medioambientales integrados sistemáticamente en la organización, y las mejoras continuas deben ser evidentes. Esto incluye el desmantelamiento y la retirada adecuados de las minas. Además, el agua es un recurso cada vez más escaso. Nuestras inversiones trabajan para reducir sucesivamente el consumo, a menudo elevado, derivado de la extracción de oro y para reciclar al menos una gran parte del agua utilizada.
También utilizan cada vez más las energías renovables para reducir sus emisiones de CO2. La norma ISO independiente de Sistemas de Gestión Medioambiental (ISO 14001) proporciona el marco adecuado y de comprobación que deben cumplir nuestras inversiones. El uso de cianuro altamente tóxico también es especialmente sensible. Como el oro se encuentra casi exclusivamente asociado a la roca, se considera eficaz para separarlo, pero no se debe liberar al medio ambiente en ningún caso. La manipulación del producto químico también es peligrosa para los trabajadores. Por ello, todas nuestras inversiones trabajan para aplicar el Código Internacional de Gestión del Cianuro (CIG), elaborado bajo la dirección del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y que regula la manipulación segura del producto químico.
Las minas son entornos de trabajo dinámicos y muy complejos en los que intervienen equipos pesados y sustancias tóxicas. Esto las convierte en zonas de alto riesgo en las que puede ser vital el cumplimiento de elevadas normas de seguridad y procesos precisos. Por ello, todas nuestras inversiones ofrecen a sus trabajadores formación periódica, realizan un seguimiento constante y una evaluación continua de los riesgos a nivel de las instalaciones, y se esfuerzan por mejorar continuamente la seguridad en el trabajo. Se basan en la norma ISO de Seguridad y Salud en el Trabajo (ISO 45001), que describe los requisitos de un sistema de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo.
Además, las minas suelen estar situadas en lugares remotos del mundo y se mueven en territorios con culturas diferentes. Algunas tienen su sede en países gobernados por gobiernos y regímenes inestables, y marcados por la delincuencia y la pobreza. En este entorno son indispensables la gobernanza empresarial con integridad y el respeto a la población local.
Todas nuestras inversiones aplican una política de tolerancia cero frente al soborno y la corrupción. También operan bajo el Estándar de Oro Libre de Conflictos (CFGS), que garantiza y verifica periódicamente que no contribuyen a la financiación de grupos armados o a la vulneración de los derechos humanos. También se comprometen con las comunidades locales, invierten en proyectos de infraestructura local, sistemas de salud y educación y prefieren emplear a personas de la región y el país donde se encuentra la mina.
Al fin y al cabo, la minería del oro es el medio de vida de millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, la minería artesanal y de pequeña escala (MAPE) suele plantear retos particulares en términos de sostenibilidad. Esto se debe a que a menudo se utiliza mercurio barato para disolver las partículas de oro. Este producto químico, muy tóxico para el ser humano y el medio ambiente, suele llegar a los ríos sin filtrar. Además, muchos túneles están mal asegurados. El número de accidentes laborales es elevado. Incluso hay trabajo infantil. Por ello, algunas de las principales empresas mineras están colaborando con las comunidades locales y las ONG especializadas para encontrar formas alternativas de ganarse la vida para las comunidades de la MAPE.
La evaluación de los aspectos de sostenibilidad de las empresas está firmemente integrada en nuestro proceso de análisis. Los criterios medioambientales y sociales, así como los aspectos de buen gobierno corporativo (ASG), también desempeñan un papel importante en la evaluación de los riesgos y oportunidades de las empresas mineras. Sin embargo, nuestra evaluación de la sostenibilidad puede diferir de las calificaciones de ASG habituales. Dichas valoraciones pretenden servir de orientación a los inversores. Pero, en nuestra opinión, las valoraciones suelen ajustarse muy tarde, por ejemplo, cuando hay un cambio en la dirección de una empresa y se modifica el enfoque de la sostenibilidad.
Por otra parte, mantenemos un intercambio vivo y directo con las empresas cuyas acciones están en nuestras carteras y seguiremos intentando ejercer nuestra influencia como accionista para que se apliquen normas de sostenibilidad a nivel mundial. Porque el brillo del oro nunca podrá eclipsar la destrucción del medio ambiente y la salud.
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