03.07.2020 - Michael Illig

La hora de la calidad


La hora de la calidad

En este artículo, Michael Illig, gestor de estrategias de renta variable de Flossbach von Storch, explica por qué merece la pena confiar en acciones de empresas de calidad en tiempos de crisis.

La crisis del coronavirus ha provocado movimientos bruscos en los mercados mundiales, que llegaron a caer hasta un 40% respecto a los máximos de febrero. A estos movimientos bajistas, siguieron repuntes considerables. Es justamente esta volatilidad de los mercados la que ha convencido a muchos inversores para no invertir en renta variable. 

No obstante, a largo plazo no existe una alternativa de inversión a los activos tangibles, sobre todo acciones. El aumento considerable del endeudamiento de muchos países, ya de por sí elevado, como resultado de los paquetes de ayuda resultará en un mantenimiento de los tipos de interés reducidos a largo plazo; por lo que parece difícil alcanzar rendimientos positivos (reales) de otra forma.

No intentar evitar las fluctuaciones en las inversiones en acciones

Quien invierte en renta variable debe aceptar las fluctuaciones de los precios; dado que, a corto plazo, el sentimiento del mercado es el que más determina los precios. En cambio, a largo plazo se imponen los aspectos económicos objetivos. Así pues, a la larga, los precios de las acciones reflejan el éxito (o el fracaso) económico de las empresas.

Especialmente en fases de fluctuaciones significativas como durante la crisis de la Covid-19, ocurre un proceso de purga de las empresas ineficientes. En estos momentos es importante tener confianza en las empresas que forman parte de nuestra cartera. Por ello, el principio de calidad es uno de los fundamentos de nuestra política de inversión.

Una evolución atractiva de los beneficios es una señal de calidad

Para nosotros, la calidad es el resultado de sumar previsibilidad y solidez en la futura evolución de los beneficios de una empresa. Por ello, las preguntas más importantes son: ¿cómo se puede valorar la evolución futura de una empresa?, ¿hasta qué punto podemos saber con certeza que los beneficios actuales se obtendrán también en el futuro? y ¿hasta qué punto las perspectivas de crecimiento son sólidas? En este sentido, son tres los criterios que caracterizan a las empresas de calidad:

1. Mercados objetivo atractivos y un modelo de negocio fuerte

El primer punto son los mercados objetivo en los que una empresa gana dinero, que deben tener una demanda sostenible y a ser posible creciente y reunir unas condiciones generales relativamente previsibles. En este sentido, un ejemplo negativo serían los productores de combustibles fósiles. En este caso, la demanda futura se ve amenazada por el cambio climático y el marco legal podría cambiar considerablemente. Para nosotros son atractivos los mercados que dependen en gran medida de los rápidos cambios tecnológicos o de las tendencias de moda.

Asimismo, creemos que es de vital importancia que las empresas cuenten con una posicionamiento robusto y sostenible en sus mercados objetivos, para lo cual es imprescindible que el modelo de negocio presente ventajas competitivas significativas que los competidores no puedan imitar a largo plazo. A esto lo llamamos «muro de contención», y para construirlo se puede recurrir a marcas fuertes, a avances tecnológicos o a economías de escala.

El resultado se refleja en una atractiva rentabilidad del capital invertido que es posible mantener también en el futuro frente a los competidores.

2. Balances sólidos

Da igual lo atractivas que parezcan las perspectivas a largo plazo: ninguna empresa puede evitar los reveses temporales, tal y como demuestra la crisis del coronavirus. Junto al modelo de negocio, los balances de una empresa nos proporcionan información clave para evaluar la solidez de una empresa.

Si sus recursos financieros son insuficientes para amortiguar los descalabros temporales o las conmociones externas, las mejores perspectivas de beneficios no sirven de nada. En caso de crisis, solo las empresas con balances sólidos pueden evitar la venta de emergencia de activos, las ampliaciones de capital a precios mínimos o incluso las quiebras. Al mismo tiempo, tienen suficiente margen financiero para aprovechar las oportunidades que puedan surgir.

3.Gestión competente y con visión de futuro

Además, el potencial de una empresa solo se puede hacer realidad si la gestión de la empresa avanza en la dirección correcta. Por eso, buscamos directivos competentes e íntegros que piensen y actúen como propietarios orientados al largo plazo.

La evaluación es compleja y no solo incluye las habilidades de los directivos, sino también su motivación e integridad, así como el marco organizativo.

Por qué las empresas de calidad salen mejor paradas en tiempos de crisis

Nuestro enfoque en acciones de empresas de calidad nos ha beneficiado hasta el momento durante la crisis del coronavirus.

Un análisis más detallado de la caída de los precios desde finales de febrero de 2020 revela que las acciones de las empresas de sectores sensibles a la coyuntura económica, como por ejemplo las petroleras, la banca o la aviación, han llegado a sufrir caídas superiores al 50%. Por el contrario, las pérdidas de los títulos de sectores defensivos fueron mucho menores y, a mediados de abril, muchos de ellos habían logrado recuperarse en buena parte o incluso totalmente. Por lo tanto, nos favoreció que las empresas de calidad se encuentran con mayor frecuencia en sectores menos sensibles a los cambios coyunturales y sus flujos monetarios de entrada son, por lo general, más previsibles. Entre estos sectores se encuentran, por ejemplo, el de bienes de consumo de uso diario, el sanitario y el de programas informáticos vendidos por modelos de suscripción.

Sin reservas, la crisis del coronavirus será peligrosa

El desplome de los precios hasta los mínimos de la crisis del coronavirus fue especialmente duro para aquellas empresas en las que las sombrías perspectivas de beneficios se sumaron a un débil balance. En estas compañías no son solo los resultados de los próximos trimestres lo que está en juego, sino también la posibilidad de salir indemnes o incluso su propia supervivencia. Sin las rápidas y masivas inyecciones de dinero en efectivo de los bancos centrales y los gobiernos, probablemente se habría producido una gran oleada de quiebras. Este entorno fue favorable para las empresas con sólidas reservas financieras, que ofrecen margen de maniobra a la dirección de la empresa. Esto debería ser útil sobre todo si la dirección de la empresa viene marcada por una gestión competente y que piensa a largo plazo.

En última instancia, siempre surgen oportunidades de compra para los inversores a largo plazo durante fases de mercado con gran volatilidad. Nuestro enfoque de calidad ayuda en estos escenarios; ya que una valoración adecuada de las acciones requiere que se puedan estimar los beneficios futuros de las empresas con cierta precisión.

En resumen, una cartera diversificada con acciones de empresas de calidad puede aportar a los inversores en épocas de crisis la confianza necesaria para superar la volatilidad sin perder de vista el éxito de la inversión a largo plazo.

 

El entrevistado:

Michael Illig es gestor de estrategias de renta variable en Flossbach von Storch AG.

 

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