12.07.2023 -
A pesar de las múltiples crisis, las bolsas han subido últimamente. Que la tendencia se mantenga depende también de la política monetaria. Hacemos balance del semestre.
El ambiente apocalíptico creado por el goteo diario de noticias sobre los conflictos del mundo no se ha trasladado a los mercados financieros. Los mercados bursátiles mantuvieron la tendencia positiva del primer trimestre. A ello contribuyó la sólida evolución general de la economía, en la que hasta ahora no ha hecho mucha mella el aumento de los tipos de interés.
Las grandes triunfadoras fueron las acciones tecnológicas, impulsadas por el entusiasmo suscitado por la inteligencia artificial (IA), aunque en muchas empresas del sector todavía no está del todo claro a quién beneficiará el tema de moda ni en qué medida.
El Dax cerró el primer semestre en positivo con una subida del 16,0 %, después de que el 16 de junio llegara incluso a registrar la marca récord de 16.358 puntos. Aunque el índice bursátil estadounidense S&P 500 sigue estando muy por debajo de su máximo histórico, ha conseguido crecer un 20 % desde su mínimo del pasado octubre, con lo que cerró el primer semestre de 2023 con una subida del 16,6 % (incluidos los dividendos). Por su parte, el índice de renta variable global MSCI World también registró un satisfactorio incremento del 12,6 % en euros.
En comparación, la evolución del mercado de renta fija fue bastante discreta. El índice de la deuda pública alemana, el Rex Performance Index (REXP), perdió un 0,2 %. En cambio, el índice europeo de renta fija (Bloomberg Euro Aggregate), que incluye bonos en euros tanto soberanos como corporativos, sí logró un rendimiento total positivo del 2,2 %. Tras años de tipos de interés cero y negativos, empieza a notarse poco a poco la subida de las rentabilidades, sobre todo en el caso de los títulos con vencimientos cortos como las letras del Tesoro alemán a 12 meses, cuyo rendimiento se ha incrementado desde principios de año del 2,6 al 3,6 %.
El precio del oro subió en el primer semestre un 5,2 % en dólares y un 3,3 % en euros, aunque ha perdido unos 130 dólares desde el máximo anual de 2050 dólares alcanzado a principios de mayo. Probablemente una de las causas sea el aumento de las rentabilidades reales de los bonos soberanos estadounidenses ligados a la inflación, que al igual que el oro protegen de la inflación y ofrecen un rendimiento real de entre el 1,8 y el 2,2 % que los ha hecho más atractivos.
¿Y ahora qué? Es posible que los bancos centrales tengan que enfrentarse pronto a la hora de la verdad: ¿cuál es su objetivo prioritario: luchar contra la inflación o garantizar la estabilidad de los mercados financieros? Si se produjeran graves distorsiones en el sistema financiero que fueran más allá de unos pocos bancos regionales, como sucedió en marzo, es probable que los bancos centrales desistan de su objetivo de contener la inflación.
Es probable que den marcha atrás incluso si solo consiguen atajarla parcialmente, porque, aunque el aumento de los tipos de interés vaya de la mano de una recesión, la inflación seguiría estando firmemente anclada en valores muy por encima del objetivo del 2 %, y eso significaría que los bancos centrales no han hecho su trabajo.
Tras años de tipos de interés cero y negativos, los bonos seguros con vencimientos cortos vuelven a presentarse como una opción de liquidez interesante a ambos lados del Atlántico. Que las rentabilidades nominales de los bonos con vencimientos largos sean ya lo bastante altas como para considerarlos una opción seria de inversión a largo plazo depende de las expectativas de inflación de este periodo.
En principio, las acciones son el tipo de activo que ofrece las mayores rentabilidades a largo plazo al tiempo que protege de la inflación. Un rendimiento total del 7 % (con plusvalías y dividendos) es bastante realista y supone duplicar el patrimonio cada diez años.
Centrarse en la calidad reduce el riesgo de pérdidas permanentes. Sin embargo, la calidad no es un fin en sí mismo, sino que también debe adquirirse a un precio razonable para que ayude a hacer crecer el patrimonio por medio de plusvalías y dividendos.
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