Nuestro proceso de análisis y selección está basado en cinco postulados – diversificación, flexibilidad, calidad, solvencia y valor – que conforman la base de nuestra estrategia de inversión.
El futuro no se puede predecir con exactitud. Por lo tanto, los activos deben estar sabiamente diversificados no solo entre las diferentes clases de activos, sino también dentro de cada una de ellas.
El valor intrínseco de una inversión depende de su calidad. En consecuencia, se debe examinar exhaustivamente el atractivo del potencial futuro de cada inversión.
La flexibilidad es necesaria para evitar pérdidas y aprovechar las oportunidades que se presenten. Por ello, la mayor parte de un patrimonio se debe invertir en activos muy líquidos.
Un elevado endeudamiento hace que un activo sea susceptible de sufrir grandes pérdidas. Por lo tanto, solo se debe utilizar capital externo de forma bien dosificada.
Una calidad elevada no implica necesariamente rentabilidades atractivas. Así, el valor razonable de una inversión se debe comparar siempre con su precio.